
Católica '92

Equipazo el de Católica en el 92, valga la redundancia por el texto del poster. Esta UC fue la base del equipo que llegó a la final de la Libertadores del '93. En ese campeonato salió tercera la Católica, después de Coquimbo que terminó segundo y Colo Colo que levantó la Copa. Otro equipazo el del Colo que venía de ganar la Copa Libertadores en la temporada 90-91.
De Izquierda a derecha en la línea superior está primero, El “Piri” Parraguez, hombre formado en casa, siempre de la UC, medio campista de contención, diestro de buen toque que las ofició de Seleccionado Chileno en el Mundial de Francia 98.
El segundo en la línea superior es Jorge Gómez, proveniente del O’Higgins de Rancagua, lateral defensivo. Después viene Daniel López. Central de buena capacidad física y un poco falto de técnica. Provenía del campeón de la segunda, Coquimbo.
El siguiente es Leonel Contreras, también central, pivote, alto, proveniente si mal no recuerdo del Everton de Viña del Mar. Lo sigue el Pato Toledo, hombre formado también en las huestes cordilleranas, seleccionado chileno cortador de centros con muy destacadas participaciones en la UC y selección que lamentablemente con los años se le recuerda mas por sus condoros (hierros) que por sus tapadas. Siempre de católica, actualmente es entrenador de porteros en el primer equipo de Audax Italiano.
El siguiente es el gran capitán de la época de finales de los ochentas y de casi todas las campañas noventeras de la UC. “El lenguado” por su cara de pescado, como se le conocía interinamente, Mario Lepe, fue un hombre también de la casa que las oficiaba de perro de caza recuperador en el medio. Se le recuerdan sus “4” fracturas y lo sorprendente que se haya recuperado y vuelto a jugar a buen nivel. Fue entrenador interino del primer equipo en el 2008 cuando echan a Fernando Carvallo y como primer entrenador en la temporada 2011-12, donde fue cesado por una irregular campaña.
La línea de abajo tiene dos leyendas del fútbol chileno de los 90’s, pero aun falta para llegar a aquello y hay que partir por el primero y este se llama Andrés Romero, hombre formado en casa, nunca de otro equipo y aun ligado a la institución. Personaje de bajo perfil y con tintes intelectuales. Se veían pocos de estos jugadores en aquella época, ahora no se, ya no veo fútbol como antes. Siempre ofició de lateral derecho defensivo. Dirige la UC de Cadetes y tuvo un paso fugaz por el primer equipo como técnico interino en el año 2012 tras el despido de Mario Lepe y previo a la llegada de Martin Lasarte. La primera leyenda de esta formación es el segundo hombre de la línea inferior. Raimundo Tupper Lyon, por razones trágicas se le recuerda. Se suicidó en Costa Rica en 1995, lanzándose del último piso del hotel donde concentraba la UC previo a un partido con el Saprissa en una gira de pre temporada. Dicen que tenía depresión endógena. Independiente de aquello era un jugadorazo. Seleccionado siempre, las oficiaba de… se podría decir que se comía toda la banda por el lado que lo pusieran, de lateral defensivo, volante o extremo. Siempre le recuerdo un gol que le vi en vivo en el estadio nacional en un partido frente al Colo, un Colo Colo de verdad, complicado… y como en la tele, sentado a la altura de la media luna del arco sur en la tribuna pacifico de entrada barata. Y lo típico. Junto al viejo mirando la pelotita correr. Un balón abierto hacia la banda izquierda que de derechazo y de primera Tupper clava en el ángulo superior izquierdo de “El Rambo” Ramírez, Golón. Buen jugador era Tupper. El Santo de la UC.
Seguimos con el siguiente que es Jorge “Coke” Contreras, si mal no recuerdo nació en Palestino y arribó a la Católica después de jugar en España por el Unión Deportiva Las Palmas. Jugaba de enganche, diestro volante de excelente pegada, temible y casi implacable con pelota muerta. Desde la media luna la ponía en el ángulo. Tenia barrio el “coke”. Recuerdo una vez de péndelo de catorce, quince años nos hicimos la chancha o cimarra con una decena de compañeros mas y nos fuimos a ver el entrenamiento de Católica. Estaba Contreras peloteando con José Saturnino Cardozo y otro par de jugadores mas que no recuerdo, que se iban turnando en el pórtico. El dialogo era que el “coke” les decía a los demás que si herraba los tiros libres y la pelota sobrepasaba la reja que esta detrás del arco el balón quedaría en un sitio eriazo colindante a la cancha de entrenamiento y que nosotros que estábamos ahí mirándolos nos llevaríamos la de cuero. En aquella época era así, muy diferente a lo que es el complejo de San Carlos el día de hoy. Hoy ya no hay sitios baldíos en ninguna parte de ese lugar. Pensé en mi interior referente a sus palabras “que flaite que piense así” y me sentí ofendido en un principio… pensé después… “nada que ver, quizás yo me estoy pasando el rollo que lo dijo en ese sentido”. Con los años entendí que no todos pensamos igual y otro compañero aprovechó la ocasión cuando el “Coke” la tiró al carajo por sobre el larguero y se llevó el balón Umbro del campeonato del 92, con el que se jugaba en aquellos años. Posterior a aquel episodio y de vuelta en el colegio, jugamos los dos años siguientes todos los recreos con esa pelota. Ahora también al mirar atrás me pongo a pensar que Contreras pudo haber tirado ese balón a propósito para que aprovechásemos la vociferante idea que nos había dado.
El Siguiente crack es Juan Carlos Almada, goleador de la Libertadores ‘93. Primero y particularmente lo recuerdo pues era igual a mi primo del sur que posee raíces argentinas, de rostro era igual y mas encima también compartían el mismo nombre, Juan Carlos. Almada llegó a la franja desde Deportes Concepción, un Deportes Concepción participante de la Copa libertadores del ’91. Dentro del rectángulo verde y en modo solo lectura, imborrables quedan los goles que le hizo a la “U” en una liguilla Pre Copa Libertadores donde dejó eliminados a los blues venciendo varias veces a Superman. También por supuesto lo recuerdo por sus 9 pepitas de oro en la Libertadores del 93 donde este equipo fue la base con las incorporaciones de Charly Vásquez, jugador de carácter que venia con la chapa de ser seleccionado en la Albiceleste. Era buen jugador el Charly, le decían así por que se parecía a García. Tiene una buena historia que contar vistiendo la camiseta de la UC Vasquez. De un gol a la U jugando con 9 en el Nacional, pero es harina de otro costal ese tema.
Siguiendo con el asunto de los refuerzos que llegaron, también llegó desde el campeón argentino del 92, Newells Old Boys, dirigido en esa época por el Loco Bielsa, Ricardo Lunari. El ricky era un volante todo terreno que recuperaba, hacía paredes y convertía. Rubia y rizada cabellera de largos crespos cubria su craneo. Flaco de mediana estatura, tez clara y ojos verdes. Tenia cara de payaso con los ojos prominentes, los pómulos marcados y una pera puntiaguda. Era de esos jugadores con carácter que aguantaban creyendo que se puede hasta el pitazo final. Para mi estos tres fueron la diferencia que hizo llegar a la Católica a la final el 93. Charly, Ricky y el Juanca.
Quizas a esa franja del 93 le faltó otro central de categoría que estuviese cubriendo a Vásquez. Contreras o López intercalaban la titularidad y destacaban por sobre la media solo en el ámbito local.
También cambió el portero. Oscar Wirth reemplazó a Toledo que pecó de irregular y perdió su lugar ante un viejo zorro que nació en la UC, pasó por todos los grandes del fútbol nacional, jugó en Alemania, España, Colombia y con 38 años volvió a ser titular en ese equipo cabrón de la Católica. Papel preponderante también tuvo Oscar al tapar un penal en los minutos postreros de la semifinal jugada en Cali contra el América, dándole a los del este el pase a la final donde se enfrentaron a un imbatible y apabullador Sao Paulo de Tele Santana lleno de figuras. (Cafu y Rai son los primeros que se me vienen a la cabeza). Una final errática por parte de la UC y con un claro ganador ya en el primer partido. En la mente me quedan varias anécdotas de esta final y una que recuerdo siempre es que varios compañeros del colegio éramos simpatizantes o hinchas de la UC y habíamos hecho una apuesta con el profesor de historia que era del Colo Colo. La apuesta era que nos decía que la UC iba a ser incapaz de repetir la hazaña del albo campeón del ’91. Que si la UC campeonaba nos merecíamos la nota máxima y que si la franja no era capaz de vencer a los brazucas nos merecíamos la nota mínima por crédulos. Al día siguiente de la primera llave que perdió la UC en Sao Paulo por 5-1 tuvimos clases de historia y el profesor nos hizo pasar al frente a todos los que habíamos apostado. Nos dijo que aun estábamos a tiempo de arrepentirnos de la apuesta que si seguíamos creyendo que la Católica saldría campeón eramos unos ilusos y que definitivamente nos ganaríamos un 1.0 el próximo jueves después del partido de vuelta. De la decena de púberes quinceañeros que le apostamos al profesor en esa final y que obviamente éramos simpatizantes de la UC quedamos solo 2 al frente defendiendo lo indefendible. Mi amigo Iván, fanático futbolero cruzado, primo del Fito Ovalle que jugaba en esos años en las cadetes de la franja y alternaba en el primer equipo en la defensa. Y yo. Puedo entender en parte por que Iván estaba ahí parado al frente de toda la clase que esperaba en ascuas que sucedería en este show. Yo estaba ahí parado en partes iguales por que siempre he sido un soñador y por que también creía tener la capacidad de aprobar a pesar de la nota mínima que se venia. Mariconazos pensaba, de los que se habían bajado de la apuesta sin defender a la franja. Los que arrancaron del fusilamiento eran los que mas vociferaban ser Cruzados Caballeros y cuando el barco se empezo a hundir fueron los primeros en abandonarlo. Ratas, pensé. Posterior a quedar listos para la foto el profesor se dirigió al curso y vocifero que quedaban pocos hombres de verdad. Nos miro a los ojos y nos dijo “Ustedes aunque pierda o gane la UC esta final van a tener la calificación máxima de igual forma, por ser consecuentes con sus pasiones y con lo que creen” Que éramos de verdad nos quiso decir... creo. La adrenalina de la alegría invadió nuestras venas y el relajo al ya saber que no íbamos a tener que recibir un 1.0 el próximo jueves nos dejó felices al mismo momento en que miraba las caras apesadumbradas, incrédulas, arrepentidas y resignadas de los que se habían bajado de la apuesta hace un instante.
Ahora con los años ya no tengo tanta pasión ni creo ni un 10% de lo que antes creía en el fútbol, no soy hincha acérrimo de ningún equipo y pienso que este deporte se ha transformado en un negocio mas que en una actividad transparente y que deje un legado de buenos valores, pero ese episodio me marcó frente a la vida enormemente, dándome a entender que nunca hay que desistir ni dejar de creer en lo que uno piensa. Que siempre viene una recompensa. No fue la nota máxima o premio que nos dió el viejo de historia lo que me hizo entender esto, fueron las caras de los que se habían bajado de la apuesta y estaban mirándonos en la TV.
El último de la línea inferior es la segunda leyenda del fútbol chileno dentro de esta fotografía. Lucho,“Magic” Pérez. Nació como futbolista en Magallanes, es comprado por Católica muy joven, al no jugar continuamente por lesiones ni ser titular indiscutido después de cinco años de militancia en la UC, en el ’91 Lucho se va a préstamo a Colo Colo. Vivió su máximo esplendor futbolístico entre los años 91 al 93. Salió segundo goleador del campeonato de apertura nacional y campeón de la Copa Libertadores el anio 91 con el Albo. Viniendo de la banca en sustitución de Yánez que había sido expulsado el partido anterior con Boca Juniors, se ve enfrentado al partido final yendo de titular. En una noche Santiaguina fría, húmeda y hostil lucho sale a defender la blanca del Colo Colo frente a un Olimpia del Paraguay con chapa de rey de copas y campeón vigente del certamen. Pasa a la historia del fútbol criollo al facturar dos perlas inolvidables de muy buena calidad técnica que le permitieron a Colo Colo y al Fútbol Chileno lucir la única Copa Libertadores que se posee hasta el dia de hoy (año 2015). En el 93 nuevamente llegó a la final del mismo certamen con la Católica.
Lucho era un volante de media puntada y delantero de mucho talento con la pelota en los pies. Buen habilitador y definidor, parecía algo gordo y lento, pero su habilidad corporal y rapidez mental suplía lo físico. En su juventud tenia buen pique corto pero con los años lo perdió. Los hinchas de "La Cato" en aquella época argumentaban que Lucho era de la UC y que estaba a préstamo en el Colo cuando los albos salieron campeones de América con 2 goles de él. Lo mataron las lesiones.
Son cosas de “Los de el Este”.
Luciano Ávila Chacón.