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Dirección & Guión: Julia Loktev.
País: USA.
Año: 2007.
Genero: Drama.
Duración: 94min.
Fotografía: Benoît Debie.
Montaje: Michael Taylor y Julia Loktev.
Producción: Julia Loktev, Melanie Judd y Jessica Levin.

Si hay algo que particularmente me ha llamado la atención en esta película es la propuesta que tiene la directora de hacer una obra audiovisual con recursos mínimos, tomando en cuenta de partida el soporte, pasando por los actores y terminando por las locaciones que utilizó.
Ya se ha hablado mucho del soporte y el manejo de esta herramienta, me refiero al video, que nos permite de una u otra forma poder desarrollar nuestras propuestas narrativas de la manera que deseamos o estimamos convenientes. Yo parto de la “idea”, de la creación independientemente del área en que esté envuelta. Ese es el tema en esta cuestión, la creación; puntualmente la creación audiovisual en este caso. Qué se puede hacer, cuál método seguir o qué es más conveniente para poder llevar a buen rumbo nuestro impulso creativo. 

Si hollywood y sus grandes casas productoras por una parte nos enrostran que ya hay un “método” al cual regirse para hacer una película; estereotipadamente comercial o como se le quiera llamar al cine de taquilla. Por otra parte está el descubrimiento de nuevos caminos que nos llevan a un destino similar, caminos que van de la mano a las películas que salen de éstos.

 

Ésta es una cinta de aquellas, que independientemente del gusto que pueda causar en tal o cual persona que la haya visto deja una enseñanza en la forma en como esta llevada a cabo.

 

Entrando en terreno, me parece muy interesante primero la capacidad de la directora y/o del equipo de producción de hacer de una historia simple que fácilmente podría haber sido una escena de otra película, una obra por si sola. Interesante el cómo se lleva a cabo esta historia; el ir observando a medida que pasan los minutos que esto fue para mi, un fragmento de la vida de esta personaje, donde el tiempo pasa casi realmente (al tiempo real me refiero), donde las actividades cotidianas van llenando espacios que en otro cine pasan por omisión. Me parece muy atractivo que estas mismas actividades cotidianas que realiza esta mujer, tales como bañarse, lavarse, vestirse se vayan fusionando con la historia y que no sean meramente una anécdota sino que van formando parte crucial de la creación del personaje.

 

 

No me puedo olvidar de ese travelling al principio de la película, cuando la cámara, intentando encontrarse con la cara de Luisa Williams, nos muestra constantemente su espalda y nuca que personalmente me hace referencia al plano de Marcellus Wallace en Pulp Fiction, en donde aparece con un parche curita.

 

Aquella secuencia del baño de tina que toma Luisa; al jabonarse, cortarse las uñas, lavarse los dientes, corregirse el vestuario y su peinado; son actitudes maniáticas, casi compulsivas, no solo presentes en la acción sino que en su postura corporal que da la sensación de estar constantemente tensa. Se llevan a la pantalla de una forma simple, clara, que se transmiten fácilmente y que van formando parte de la creación del personaje y de un todo como obra.

 

Me llamó la atención también la capacidad de adecuarse o mejor dicho de utilizar fructíferamente locaciones reales, la ocupación de espacios simples o cotidianos, los cuales a base de propuestas estéticas les son sacados rendimientos en post del argumento.El departamento en su totalidad, el galpón, el auto, la calle, los restaurantes y los baños a los cuales entra, son espacios que están ahí aprovechables y esperando ser aprovechados, también para esos entusiastas realizadores que desean llevar a cabo los proyectos que se tienen en mente.

 

Mas que nada e independientemente del argumento de esta cinta, asunto en el que no me meteré en profundidad, me parece una dosis de real entusiasmo y motivación el ver no solamente esta película, sino este tipo de cine, para el que quiere desarrollarse en el hacer obras audiovisuales y sacarles rendimiento en base a lo que se tiene y no decaer por lo que no se tiene.

 

 

Si vemos los créditos de la película podemos darnos cuenta que no es un equipo de mas de 30 personas sin contar obviamente extras y actores secundarios, si es que en realidad eran actores, no cuentan mas de 55 personas para la obra en su totalidad, equipo reducido tomando en cuenta una obra de ficción donde en teoría cada área debería estar sustentada por un equipo de personas responsables de plasmar la idea del director.

 

Este es otro punto que me incitó a reflexionar un poco; la forma y la materialidad de la historia propiamente tal, el cómo fue llevada a cabo tomando técnicas del cine documental en el que por ejemplo en la secuencia final nos vemos insertos en locación exterior calle, siguiendo a la protagonista, cámara en mano y entre un mar de gente que pasa, con la cotidianeidad frente a nuestros ojos, incluso con personas que pasan mirando el lente de nuestro objetivo sin llamar mayormente la atención, y que están ahí, querámoslo o no formando parte de la historia.

 

Saco como conclusión que es motivante darse cuenta, que se puede si se quiere, se puede hacer “cine” u obras audiovisuales que desahoguen nuestras ganas de hacer, productos no con tantos recursos ni parafernalias, que también con un equipo reducido, una buena planificación o por defecto una buena anécdota se puede crear; audiovisualmente hablando.

 

 

Luciano Ávila Chacón

20/11/07

 

 

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